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Un suave amanecer de fantasías,

alegran las aves tempraneras,

cuando el sol insinúa su acuarela,

para darle informal policromía.

 

Nace así con su brillo el nuevo día,

con cielo y sol, canto y chicharras,

en el verano que suelta sus amarras

en el mar de la musa y la poesía

 

Un zorzal...a lo lejos me regala,

Jubiloso, el gorgeo de su canto

y un jilguero, en alegre contracanto,

estimula el remedar de las calandrias.

 

Diáfano el sol, de nubes blanquecinas,

que al soplo de la brisa mañanera,

lo ocultan de a ratos, de manera

que parecen, jugar a la escondida.

 

Y en la clara quietud amanecida,

los árboles meciendo sus follajes

al murmullo del cielo en el ramaje,

van pintando celestes melodías.

 

Mientras tanto...allá por el naciente,

se ilumina radiante el escenario...

cuando escucho surgir desde la radio,

¡un chamamé que evoca a mi Corrientes!

Es Ernesto Montiel, con Santa Ana

y su “Gente de Ley”, que me embelesa

y me entrego feliz a la belleza

del regalo de Dios de esta mañana.

 

Un “amargo”...despacito saboreo,

el embrujo musical de esa “cordiona”

en este amanecer que me emociona

y disfruto, apacible, en Oliveros.

 

Y me abrazo nostálgico al recuerdo,

de un ayer correntino ya pasado,

que se quedó prendido en mi costado

y hoy anida en el alma de mis versos.

 

AMANECER EN OLIVEROS

por Dr. Héctor BRISIGHELLI

Extraído de "Camino al Quebracho Colorado" de Gerardo Garelli y Roberto Michaut

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